27 noviembre, 2011

¿Qué es lo que más me gusta del invierno en Europa?











Como buena mexicana no me gusta el frío, no lo disfruto porque soy súper friolenta. Ahora que comenzó el invierno, siempre ando en casa con mi ‘disfraz de borrego’ (así le dice mi esposo a mi pijama gruesa de pantalón y manga larga, unas pantuflas rosas que parecen peluches y una bufanda negra) a pesar de que ponemos la calefacción a 20 grados.


Algo que salva el invierno y hace que tenga su encanto en Europa son los mercados de navidad. La primera vez que vi uno fue en Suiza, en la plaza principal de Basel. Un día iba caminando hacia esa plaza y esto es lo que vi en medio del frío que me pareció como de cuento de navidad: pequeños stands de madera en forma de casitas alpinas con muchas luces, en donde se vendía pan de jengibre, castañas tostadas, crepas, vino, chocolates, strudel de manzana, salchichas, jabones, juguetes, crepas, bufandas y guantes, artesanías, embutidos, productos para beneficencia, etc.


Un mercado navideño típico europeo se encuentra en lugares históricos o de comercio público. Este tipo de mercados se ponen cada invierno desde el siglo XIV, se originaron en las partes de habla alemana de Europa y sirven como un punto de encuentro cálido para los habitantes del lugar y para los turistas. La decoración es completamente navideña, con nacimientos, árboles de navidad, esferas, luces, etc. Además, se pueden ver algunas actividades culturales para amenizar, como conciertos. Click aquí para ver un mercado de navidad.


Caminar por estos mercados casi me hace olvidar el frío invierno europeo: son alegres, cálidos, románticos, acogedores, hermosos... ¿Qué es lo que prefiero comprar cuando voy? Definitivamente Glühwein. Un amigo alemán me hizo probarlo por primera vez en el 2003 en Suiza, me dijo que era para combatir el frío: funcionó. Para los que no sepan qué es esto, les cuento que el Glühwein es una deliciosa bebida alcohólica caliente (muy tradicional durante el invierno), hecha con vino, azúcar, cítricos y especias como canela y clavo. Aquí se puede ver la receta.


Esta bebida caliente, las castañas tostadas y el strudel de manzana son lo que hace que quiera ir a estos mercados casi a diario mientras duran (como sabemos, el invierno NO es la época indicada para cuidar la línea). Por cierto, el Apfelstrudel o strudel de manzana es un postre típico de Austria y el sur de Alemania que se sirve caliente con una crema de vainilla encima (le pueden poner helado también pero esta no es mi versión favorita cuando muero de frío).


Si vienen a Europa en invierno y quieren visitar un mercado navideño, no les costará trabajo encontrarlo, ya que los montan en muchas ciudades europeas (en Alemania, Suiza, Austria, Francia, Italia, Polonia, Holanda, Irlanda, Dinamarca, Bélgica, República Checa, Luxemburgo, España, Escocia e Inglaterra). Estos mercados son tan atractivos que hasta Canadá y Estados Unidos ya tienen los propios en ciudades como Vancouver, New York o Chicago.

25 noviembre, 2011

Cómo superé mi pánico escénico… hablando en italiano


Estaba TAN nerviosa de dar esa conferencia que me dije: una vez que todo haya pasado, tengo que escribir un post sobre esto. Y aquí está:

Ahí estaba yo delante de todos. No estaba hablando… más bien, tartamudeando. Los asistentes bostezando, mirando el reloj y preguntándose ¿a qué hora acaba esto? Yo, poniéndome cada vez más nerviosa y teniendo que leer mis notas sin improvisar mucho… mezclando mi italiano con palabras en español y en inglés hasta que llega un punto en el que me quedo sin voz y tengo que salir a tomar aire casi llorando…

Así me imaginé que sería mi conferencia.

Empiezo desde el inicio: mi ex jefa en Londres me presentó a Alberta, una profesora de psicología aplicada de la Universidad de Padova, a través de un correo electrónico. Quedamos de vernos. Tomamos un aperitivo, platicamos de lo que yo hacía en mi trabajo en Londres, de Padova, de la Universidad… y me propuso dar una plática sobre métodos de investigación cualitativa online, ya que ella enseña métodos cualitativos también.

Me dijo que sería interesante que los alumnos conocieran acerca de otras aplicaciones más comerciales y que además, eran online (metodología poco desarrollada en Italia aún). Por supuesto que acepté.

Estuve preparándome durante dos semanas y media. Primero hice mi presentación en Power Point en inglés, ya que la información que tengo de mi trabajo en Londres y los términos que conozco sobre el tema, por supuesto, son en ese idioma. Después pasé tres o cuatro días pensando en qué idioma hablar.

¿En inglés? Mmm… difícil, porque para mí, hablar en inglés con italianos simplemente no va. Siempre hablo italiano con italianos. Además, sentía que ya de por si escucharían 50% de mi plática con interés, en otro idioma pondrían aún menos atención ¿Y cuál era el punto de hablar si me iban a ignorar?...

¿En italiano? Mmm… nunca he trabajado en italiano y no me sé los términos en este idioma. Además, si cometía errores gramaticales en italiano se darían cuenta inmediatamente. ¿Me perderían el respeto después de eso?, me preguntaba. Si cometía errores gramaticales en inglés quizá no se darían cuenta.

Al final decidí hacerlo en italiano, aunque significó prepararme aún más. El hecho de tener mi presentación escrita en inglés no ayudaba a explicar el tema en italiano. Pero soy necia y así lo quería hacer: las slides en inglés y la plática en italiano.

Los italianos que conozco me han dicho que mi italiano es muy bueno, pero hablar con italianos en una pizzería o en un bar no es lo mismo que hablar en italiano -en público- en una universidad (ante una audiencia educada).

No podía quedar mal. Pedí consejos a mi hermana que da una clase en la licenciatura de historia en una universidad pública en México. Pedí consejos a mi esposo que ha dado conferencias en inglés y clases en universidades. Para ambos, dar una clase o hablar en público es como platicar con un amigo en el bar. ‘Las personas que te escucharán están ahí para aprender, no te preocupes’ me decían.

Pedí consejo a quien se me pusiera en frente y a quien se dejara. Presenté el tema a mi esposo una vez al día durante una semana… pobrecito. Leí consejos en internet sobre cómo hablar en público que sólo me pusieron más nerviosa porque decían que si no lograba la atención en los primeros tres minutos, me ignorarían el resto de la plática. Entonces ¿Cómo captaba la atención? ¿Les contaba un chiste al inicio? ¡Pero si soy malísima para contarlos!

Un día antes por la noche me preparé una tina súper caliente con mucha espuma. Me metí, traté de relajarme ayudada de un vaso de vino tinto que tomé lentamente. Dormí poco de los nervios. Desperté, me vestí. No demasiado de formal –son estudiantes de psicología, no de diseño de modas, me dije. No demasiado informal, quería proyectar algo de profesionalidad. No pude ni comer porque tenía un nudo en el estómago (eso sí, mi café sí me entró). Y fui a la facultad de psicología caminando. Era un día soleado y pensé que caminar me relajaría.

Llegué media hora antes de la plática. Leí mis notas sentada en una banca afuera de la facultad por centésima vez. Me dirigí a la oficina de Alberta. Platiqué con ella y con Alessio, uno de sus asistentes de doctorado, antes de entrar a la sala en donde seguro, me desmayaría de los nervios (según yo).

El asistente de Alberta de repente me dijo: ‘Tu italiano es muy bueno. De hecho, cuando nos presentaron hace una semana, no me di cuenta que no eras italiana hasta después’… Eso me tranquilizó.

Entramos a la sala. Alberta me presentó ante todos como si les hiciera un gran favor al platicarles mi experiencia mientras yo pensaba: ‘¿Yo? ¿Qué pueden aprender de mí? Espero que no tengan grandes expectativas…’

Preparaba mi laptop y me acomodaba para dar mi plática frente a la clase, esperando que hubiera un sismo o algo que nos sacara de la sala con urgencia. Tuve que empezar a hablar al ver que esa amenaza de bomba falsa no iba a llegar. Al presentarme aclaré –antes que nada- que era mexicana (así me juzgarían menos, ya que no hablaría en mi idioma materno).

Mientras hablaba, pensaba: ‘ellos saben menos que yo sobre el tema… imagina que son tus amigos… ¡No los veas a los ojos!... calma, seguro ellos no hablan español como tú hablas italiano… creo que estoy hablando muy rápido… ¿entenderán lo que digo?... ¿estaré bien peinada?...’

A la mitad de la presentación, me di cuenta que estaban tomando notas sobre lo que decía. De repente empecé a ver manos levantadas… ¡Querían preguntarme cosas! ¡wow!...

Terminé mi presentación… ¡Y vi más manos alzadas! Pensé: ‘¿Qué? ¿En serio no sólo entendieron lo que dije si no que también les interesó? ¿He hablado por más de una hora y quieren saber más? ¡wow!’

Contesté las preguntas tratando de no parecer una sabelotodo y diciendo al final de cada respuesta que daba ‘Espero haber sido clara y haber contestado tu pregunta’. Hasta una chica me pidió que pusiera mi presentación en su USB para consultarla.

Acabó la presentación. La gente comenzó a salir de la sala y sentí que se me quitaban como 50 kilos de los hombros. ¡Lo había logrado!

Alessio me invitó un café al lado de la facultad. Me dijo que le había parecido interesante y me dije a mi misma: ‘Si a un chico de doctorado le pareció interesante, a los demás chicos que estudian la licenciatura o el máster supongo que también’.

Nos despedimos intercambiando correos electrónicos. Caminé de regreso a mi casa FELIZ. La cereza del pastel fue un mensaje que recibí de Alberta dándome las gracias. ¡Lo había logrado!

23 noviembre, 2011

La tradición de torturar con gracia para convertirlo en espectáculo y negocio

Matar por diversión es una de las peores situaciones que se me pueden ocurrir. He tenido la desgracia de ir a las corridas de toros dos veces en mi vida (porque me llevaron, yo era muy pequeña para decidir). Y como adulta me declaro abiertamente anti-taurina.

Mi esposo me preguntó una vez ¿Por qué te indignan tanto las corridas de toros si hay otras situaciones horribles en el mundo como la ablación? Culturalmente, las corridas de toros son algo más cercano a mí y me da mucho coraje (de verdad me enojo) cuando veo en el facebook fotos en las corridas, con la sonrisa y hasta presumiendo que se está ahí. Como si hubiera motivo de orgullo. He tenido que hacer ‘unfriend’ a algunos que ya me tenían cansada.

A muchos quizá los educaron haciéndoles creer que esta tradición es normal y hasta hermosa pero yo me pregunto ¿No son capaces de usar el sentido común y ver las barbaridades que aplauden y hasta pagan por ver?

Para mí, las personas que van a ese tipo de eventos (que no puedo llamar deporte ni arte), es porque nunca han sido capaces de cuestionarse, como buenos ‘borregos’, ni han tratado de pensar: ¿Vale la pena seguir celebrando y conservando una tradición retrógrada que incluye torturar y matar a un animal sólo por diversión y placer? ¿No es esto un evento tipo ‘época de los romanos’ o ‘la inquisición’ de cuando ni la vida de los seres humanos valía algo? ¿Es esto humano? ¿Evolucionado? ¿Tenemos el derecho de quejarnos de la violencia cuando enseñamos a los niños y jóvenes que está bien torturar y matar por nuestro placer egoísta?

Lo siento, pero me parece algo enfermo y sádico disfrutar y divertirse con la tortura y la muerte. Se tiene que gustar de la violencia para ser fan de las corridas de toros ¿o no?... Se tiene que sentir placer, morbo y emoción al ver sangre y dolor, de lo contrario no me explico cómo se puede apreciar un acto así. Claro, cuando la gente se junta para cometer o disfrutar un acto violento, parece que sólo hay un cerebro. Como mencioné, es como en la inquisición: cuando se quemaba a alguien, la gente del pueblo, se reunía para ver el ‘espectáculo’… y lo disfrutaban. La gente compartía un cerebro en ese momento y hasta se aplaudía el ‘arte’ del verdugo.

Los toreros en España son celebridades (al menos en México no tanto), y cuando se ligan a una famosa actriz o modelo bueno, hay apariciones aseguradas en la prensa del corazón. Hay que ser ‘muy macho’ (no quiero decir valiente) o sentirse una divinidad para disponer de la vida de un ser vivo así. Los humanos creemos que tenemos el poder de hacer de la naturaleza lo que queramos (unos más que otros). Por cierto, no sólo las corridas de toros son un motivo para sentir pena y asco por la humanidad, también el toro embolado.

Hay que sentirse muy superior para disfrutar esta aberración en donde al pobre toro, para restarle fuerzas, antes de la corrida se le clavan alfileres en los genitales, se le pone algodón en la garganta y líquidos cáusticos en los ojos para dificultar su visión. Además, se le hacen incisiones en las pezuñas, donde se le pone una sustancia corrosiva que le produce ardor impidiéndole mantenerse quieto. Se le desorienta. Un día antes de la corrida le recortan los cuernos, le cuelgan sacos de arena en el cuello por horas, lo sumergen en agua y cal toda la noche para ablandar su piel y facilitar la introducción de las picas, lo encierran en un lugar oscuro para que, al soltarlo, la luz y los gritos de los espectadores lo aterren y sus intentos de huir parezcan ferocidad.

Y aún así, sabiendo de esta preparación ¿Hay gente que se atreve a decir que es una lucha de uno a uno y disfrutarla? Desgraciadamente sí, muchísimos. No me sorprendería que muchas personas que van a los toros no sepan esto. Dudo que muchos hayan sentido curiosidad por conocer más sobre esta tradición. Lo único que les interesa es mostrar que son parte de ese grupo ‘culto y selecto’ de gente bien que va a las corridas (aunque entiendo que en México hay un gran complejo de sentirse ‘europeo’ porque ser ‘indígena’ es muy naco para la mayoría).

Después de toda esta ‘preparación’ del toro, hay que ser muy sádico para divertirse cuando al toro se le introducen puyas de hasta 14 centímetros o cuando el ‘matador’ (forma alegante de decir asesino) atraviesa al toro con una espada de 80 centímetros que puede destrozarle el hígado, los pulmones, etc. Se tiene que ser insensible para ver morir a un toro ahogado en su propio vómito de sangre o apuñalado en la nuca con una espada que le seccionará la médula espinal. El toro sigue consciente para ver cómo aquel ‘acto cultural’ termina en el arrastre. ¡Qué hermosa es esta tradición española y que gente tan culta y evolucionada la presencia!

Para colmo, los taurinos de corazón dicen ser amantes de los animales y que sin ellos esta raza no existiría. ¡Hay aja! La eugenesia de los ganaderos ha sido necesaria para crearlos y mantenerlos. Palabras que para mi gusto son fascistas, se usan indiscrimidamente como ‘linaje’ o ‘casta’. Se ha cruzando y recruzado a los toros más violentos para crear al toro de lidia y concentrar la agresividad... en seres deformes. Los creamos para destinarlos a nuestro placer cruel y retrógrado.

Ahora menciono los ‘brillantes’ ataques que me han hecho como que soy hipócrita, por ejemplo, porque como carne. Matar por la necesidad de comer y matar por placer son actos muy diferentes. Además, trato de comprar siempre huevos, leche y carne orgánica que me asegura que los animales no son alimentados con hormonas y son bien tratados. No como foie gras, por ejemplo, porque sé que para producirlo se tortura de forma inhumana a los gansos. Ni loca compro o uso algo hecho con pelaje o piel de animales sólo criados para ese fin. Quizá no contribuya mucho a que no sufran pero yo no voy al matadero a sentirme una ‘culta pseudo-española’ ni a sentir placer o diversión viendo como un animal agoniza y muere, como si me hiciera falta.

¿Qué es cultura y gente bonita como Loret de Mola, Belinda, Paty Chapoy o ‘la Chule’ van a verlos? Pues entonces no me molesta para nada decir que soy anti-cultural y no, no soy gente bonita.

Quizá, para un toro, el morir en una plaza sea más digno que en un matadero pero la gente que va a disfrutar de esto, creo que se degrada mucho al asistir y disfrutar de la agonía y sufrimiento de un ser vivo nada más, por su placer… ¿Qué no tienen dignidad humana? Los toros mueren entre su sangre y mierda, chillando mientras la gente grita y celebra el 'arte' del matador ¿Es esto algo noble?

Me han dicho que si no me gustan los toros que entonces no vaya y que respete los gustos. Pues vale, literal: al que no le guste que no vaya. Entonces preguntémonos ¿Al toro le gusta? Lo dudo… ¿Qué soy intolerante? Entonces los que abolieron la pena de muerte o la esclavitud deben de ser tachados de intolerantes también con tan hermosas tradiciones. La crueldad hacia los toros es la misma que nos permite permanecer impasibles ante más violencia.

Afortunadamente, la sociedad cada día es más sensible hacia todo lo que tenga que ver con el maltrato animal. Si razonamos y debatimos, la tauromaquia desaparecerá. La razón los acabará, estoy segura. Torturar a un animal desde sus genes hasta la plaza excluye a la dignidad y a la razón humana.

Si eres de esos que van a los toros y después de leer este post has cambiado de idea, felicidades. Estás contribuyendo a que la humanidad mejore y estás usando el criterio propio para decidir lo que es aceptable o no. Les recomiendo este mini documental de 20 minutos, es una entrevista a Álvaro Múnera, un ex torero colombiano.

Si eres fan de la tauromaquia y quieres comentar este post, abstente de dejarme insultos porque no los leeré y los borraré directamente–y encima sólo me darás la razón a mí. Mejor debate con argumentos. Gracias.

15 noviembre, 2011

¿Cómo hacer hummus?












Si no ubican qué es este maravilloso alimento, pues es un dip que seguramente han probado en los restaurantes de comida árabe o libanesa. Se ha puesto muy de moda con la creciente demanda de comida saludable y vegetariana.

Cuando me mudé a Londres me hice adicta a este dip que compraba en cualquier supermercado. Lo ponía en todo: la carne, el pan, la ensalada, las galletas, las zanahorias crudas... hasta con edamame… es adictivo.

Además de ser delicioso, es rico en minerales, vitamina C, B6, ácido fólico, hierro, carbohidratos y proteínas.

Así que si tienen invitados y quieren sorprenderlos con un snack delicioso, rápido, fácil de preparar, sano y original, el hummus es la respuesta.

Esta receta (que ahora he hecho muy personal) me la pasó una muy querida amiga de Dubai que trabajó en mi team en Londres. Ósea, es como si a ella un mexicano le hubiera enseñado a preparar guacamole.

INGREDIENTES

- un diente de ajo aplastado

- una lata de garbanzos lavados con agua y escurridos

- 2 cucharaditas de tahini (si se preguntan ¿Qué diablos es eso? Pues es una pasta de sésamo / ajonjolí que seguro encontrarán en supermercados tipo Trico o en lugares que vendan comida árabe)

- el jugo de un limón

- media tacita de agua

- 2 cucharaditas de aceite de oliva (yo le pongo poco por eso de las calorías, pero le pueden poner más)

- una pizca de sal

- una pizca de comino (apenas un toque)

- un poquito de cilantro fresco picado

- aceitunas (de las que más les gusten)

PREPARACIÓN

1) En la licuadora o en el procesador de comida pongan el ajo, los garbanzos, el tahini, el jugo de limón, el agua, el aceite de oliva, la sal y el comino.

2) Se muele o licua hasta que queda un dip de consistencia media (no muy líquido). Prueben el dip y prepárenlo al gusto: si hace falta más sal, se le pone. Si les gusta menos consistente, se le pone más agua…

3) Esta pasta se pone en un plato, se pone encima el cilantro fresco, las aceitunas y finalmente se agrega un hijo de aceite de oliva (finalmente, yo también le agrego un poco de peperoncino seco. También se le puede poner paprika o pimentón - en España).

4) Se disfruta, como dije, con galletas secas, con pan, con verduras (zanahorias, pepinos, tomates, etc), en la ensalada, en la carne… o como yo, con el edamame (si se preguntan ¿Qué diablos es eso? Pues es un snack japonés. Son vainas de soya inmaduras, hervidas en agua con sal y servidas enteras).

Como diría mi esposo, soy una (pseudo)chef que prepara 'fusion cuisine'.

Bon Appétit!

Ah! Próximamente pondré otra receta que me pasó esta amiga: Baba ganush (o puré de berenjena, típico plato de la cocina del Medio Oriente)

13 noviembre, 2011

La moda en Italia














No, no me han perdido. Con este post no pretendo ser una conocedora de la moda ni decirles qué esta in o qué esta out. No hablaré de tendencias ni de qué trendy son las marcas italianas. Sólo quiero comentar la actitud de los italianos hacia la moda. Este es el artículo más superficial que escribiré y me sentí un poco culpable al escribirlo… pero quería contar algo sobre este tema. Claro, no todos los italianos son así como mencionaré pero digamos que son actitudes generales.

Antes que nada, quisiera decir que no se sientan mal ni crean que han subido de peso si llegan a Italia, entran a un negocio de ropa italiana y descubren que ya no son talla M, si no L… porque las tallas en Italia son más pequeñas que en el resto de Europa (o al menos esa es mi percepción). Y no es de extrañarse, ya que las italianas son las más delgadas de la Unión Europea con un índice de masa corporal promedio de 24.8.

Quizá (es mi teoría) algo tenga que ver que 1) la moda es muy importante aquí. Las últimas tendencias se ven mucho mejor si eres delgada, 2) el constante mensaje de la televisión de Berlusconi de que la mujer vale por su imagen que ha invadido los medios italianos por décadas y 3) la presión social por no subir de peso porque claro, al haber tantas chicas flacas y ver que las tallas en las tiendas son minúsculas, una se puede sentir presionada a no engordar (esto sumado a que comen sano o que las porciones son más pequeñas… no sólo la moda o los medios tienen la culpa).

Las inglesas y las irlandesas, por otro lado, son las de mayor índice de masa corporal promedio en Europa con 26.5. En Londres siempre compraba talla XS, mientras aquí puedo ser S o M, depende del corte, la marca o la tela.

Italia es el único país que conozco en donde las mujeres usan colores muy clásicos, básicos y neutros la mayoría del tiempo (negro, gris, azul oscuro, beige, marrón) y los hombres, colores muy de tendencia y llamativos (morado, rosa, verde césped, azul rey, rojo, etc). Ah! Y los hombres usan la ropa un poco más ajustada o entallada que en otros países.

En Italia es donde he visto que la gente usa más diversidad de monturas o armazones de lentes. Lo más normal es que si un italiano usa lentes, SE NOTE QUE USE LENTES, ya que usan armazones grandes, pequeños, medianos, en colores llamativos, diseños de tendencia, etc. Los lentes son un accesorio que debe de notarse (y si la marca se puede ver en algún ángulo, MEJOR). Aquí no sería nada raro ver un italiano (hombre) usando lentes fucsia (rosa encendido) con un logo enorme de Armani.

Ahhhh... y los lentes de sol son un accesorio indispensable. De preferencia de marca italiana y que sea visible igualmente. Un amigo sueco y una amiga alemana que vivían en Florencia cuando yo estaba también allá, bromeaban que se podía reconocer a los turistas en esa ciudad identificando a los que no traían lentes de sol.

Italia es, según yo, el país europeo en donde más importancia dan a las marcas. Y claro, si es una marca italiana MUCHO MEJOR. Los italianos están convencidos que sus diseños son los mejores. Y hablo de todos los diseños en general: de ropa, de muebles, de coches, de arquitectura, etc. Es muy común salir a caminar cualquier día por el centro y contar 3 o 4 mujeres usando bolsas de LV, Prada o Gucci en 5 minutos (y hablo de ciudad tan pequeña como Padova, con 250,000 habitantes).

Algunas gastan el salario de un mes para tener una bolsa Gucci, por ejemplo… y no importa que coman pasta con salsa de tomate solamente hasta el próximo pago (la verdad no entiendo esa actitud, la bolsa más cara que tengo es de 40 euros y ya me duele gastarlos. Y aunque alguien me regalara una bolsa de esas marcas, no creo que la usaría. Me sentiría demasiado snob. Además, personalmente, no me gustan las bolsas con logos por todos lados: les estás haciendo publicidad y encima... son carísimas).

Por lo que yo he visto, los italianos gastan mucho en ropa. Una marca tipo Benetton o Mango (que son ligeramente más caras que Zara o H&M), las consideran baratas y de calidad cuestionable. Para muchos italianos, una marca se puede considerar buena cuando tienen la calidad de Max Mara o Stefanel y de ahí hacia arriba. Ósea que para un italiano yo me visto muy ‘cheap’ (y es que las marcas que más abundan en mi guardarropa son: Zara, Benetton, H&M y Mango).

Muchas veces hago algunas actividades antes de ir al gimnasio –en ropa deportiva, obvio. Así ya no me cambio para hacer ejercicio- tipo: pagar facturas, ir al supermercado, comprar algo, etc. Al inicio me sentía incómoda saliendo así de desarreglada, sin maquillar, con el cabello recogido y con mi bolsa de gimnasio de plástico que me compré en Londres a 3 libras (sí, me sentía rara cuando me comparaba con las chicas que caminaban por el centro súper arregladas). Ahora no me interesa y hasta me hace gracia si me ignoran o me tratan diferente por andar vestida así por las tiendas.

En Londres iba a trabajar en jeans (hasta los más altos jefes iban de jeans la mayoría del tiempo). Así que ropa formal de trabajo no tengo. Es más, en Londres había colegas usando flip flops o zapatos deportivos en la oficina. No digo que la imagen no sea importante para los ingleses, sólo que no le dan tanto peso. El 90% de mis colegas eran investigadores, no hacía falta ir formal, no hacíamos relaciones públicas, así que era un caso especial. Aquí ver eso sería imposible incluso en una oficina de telemarketig.

No crean que la moda se limita a los jóvenes. Todos los días veo señores de más de 70 años ir de traje (que se ven divinos) muy elegantes y bien vestidos caminando con su pareja (que va de falda, un abrigo precioso y un collar de perlas).

Los italianos son amantes de la belleza y la imagen. Quizá exageren a veces. En ese sentido diría que son más superficiales que el resto de Europa. Mi esposo Laurent que ha dado clases de economía en la Universidad de Venecia y en la de Padova, siempre bromea que sus alumnos van mucho mejor vestidos que él.

06 noviembre, 2011

Cuando salir del país es como ir al supermercado












La primera vez que salí de mi país, México, fue a mis 16 añitos: 3 semanas en un campamento de verano en Estados Unidos… y me parecieron eternas. ¿Cómo se puede estar taaaaaaaanto tiempo en otro país? Me preguntaba.

Para un mexicano que no vive cerca de una frontera (ósea, la mayoría), salir de México es una experiencia. Y aunque vivas cerca de la frontera con Estados Unidos, verás un muro, una aduana, agentes de inmigración o ALGO que bloquea y divide ambos países. La frontera con Guatemala seguramente está menos vigilada. Pero aún así, supongo que se siente que es una frontera (nunca he estado ahí).

Mi esposo Laurent probablemente salió de Suiza a los pocos días de nacido. La casa de sus padres está literalmente a 50 metros de Francia (como se ve en las fotos de este artículo). Dependiendo de dónde me encuentre en casa de sus padres, mi celular tomará la red suiza o la francesa. Es muy en serio cuando digo que si salgo de su casa y miro hacia el final de la calle estaré viendo Francia.

¿Se ve diferente?... ¡PARA NADA! Ni siquiera hay guardias o policías de inmigración. De hecho, el supermercado más cercano a su casa no es uno suizo, es uno francés. Para él es normal ir a comer a Francia, comprar la despensa en Francia, ir al dentista en Francia, etc. Y es que Suiza siempre es más caro (y más lejos).

Entonces ¿Cuál es la diferencia entre él y un francés que vive cerca de la frontera con Suiza? Seguramente casi ninguna: hablan el mismo idioma, van al mismo supermercado, quizá leen el mismo periódico de sátira política francesa (Laurent ama leer ‘Le Canard enchaîne’), etc.

Ok... Laurent tiene otro pasaporte, estudió en el sistema suizo y no vota en Francia pero mi punto es que, culturalmente, no son tan diferentes. Esa frontera cerca de casa de sus padres la puso alguien en 1815, pero no es que llegando al final de la calle todo cambie… uno ni siquiera se da cuenta que la frontera está ahí.

Hace 7 años, cuando estábamos en Basel (la parte alemana de Suiza) muy cerca de la frontera Alemana, yo estaba con un amigo de Laurent y me dijo ‘vamos al supermercado’. Me subí a su coche y vi que se dirigía hacia Alemania. Llegamos a la aduana y yo entré en pánico, ya que no traía mi pasaporte. Y pensé ‘pero si no traigo papeles, no tengo el derecho de cambiar de país sin un pasaporte ¡me van a detener! ¡me deportarán a mi país por ilegal! ¡Soy una delincuente!…’ Me quedé callada y hasta contuve la respiración cuando un policía alemán nos detuvo. Yo no hablo alemán, supongo que sólo nos preguntaron a dónde íbamos porque papeles no nos pidieron (afortunadamente, porque si hubiera sido el caso, yo habría tenido que 1) bajarme del coche y no salir de Suiza 2) hacer que el amigo se regresara por el pasaporte o 3) llorar). Supongo que también ayudó que iba en el coche con un europeo, cosa que genera menos sospechas.

Desde que Suiza forma parte de la zona Schengen (2009), esa frontera cerca de su casa está más sola que nunca. No es que antes hubiera un desplegado de policías, muy de vez en cuando te detenían para pedirte papeles o para preguntarte a dónde ibas. Laurent nomas los ‘saludaba’ cuando pasaba.

Recuerdo que en el 2008 caminaba por la calle de la casa de sus padres y un par de chicos de inmigración franceses me detuvieron y me preguntaron si iba a Francia. Dije que no. ‘Gracias’, me respondieron. Eso fue todo.

Todos los países suscritos a Schengen eliminaron los controles fronterizos entre ellos, creando una única frontera exterior donde se efectúan los controles de entrada... pero reforzaron las fronteras externas. La idea de Schengen es permitir la libre circulación de personas, bienes y capital.

El espacio Schengen genera confusión. Se cree que lo integran todos los países de la Unión Europea. Y sí, está mayoritariamente compuesto por naciones de la UE pero, por ejemplo, países como Gran Bretaña o Irlanda han decidido no integrarse. Naciones como Rumania o Bulgaria están fuera aún, ya que no cumplen los requisitos para incorporarse. Y hay otro grupo formado por Noruega, Islandia y Suiza, que no son parte de la Unión Europea pero que son parte de Schengen.

Desde la primera vez que viví en Europa (España, 2002), he visto como cada año las leyes contra inmigrantes se endurecen, las fronteras fuera de la Unión Europea y de Schengen se cierran más y ponen más obstáculos para emigrar.

Por ejemplo:

- Ahora te piden más años para pedir la nacionalidad en muchos países (antes yo podía pedir el pasaporte italiano después de 2 años de casada con un italiano y ahora son 3 años gracias a Berlusconi. Y eso que el pasaporte italiano es uno de los más fáciles de conseguir en Europa).

- Te ponen más límites para poder trabajar (en Gran Bretaña pasaron de dejar trabajar a los estudiantes extra-comunitarios 20 horas a la semana a sólo 10 horas a la semana. ¿Qué sueldo decente puedes ganar con sólo 10 horas a la semana? Ahora los estudiantes que no puedan mantenerse deberán de buscarse 2 o 3 trabajos).

- A las empresas las multan mucho más si contratan extra-comunitarios (primero deben tratar de contratar a los de su país, después a los de la Unión Europea o Schengen y DESPUÉS a los extra-comunitarios), etc.

Aún así, las fronteras para Laurent son más bien una teoría, ya que, siendo europeo puede moverse libremente en la UE y en Schengen. Para él, ir a otro país, siempre será como ir al supermercado literalmente. Para mí… si algún día tengo pasaporte europeo, seguramente las fronteras se volverán simbólicas en muchos países. Y para todos debería de ser así.

Yo estoy a favor de la libre circulación de personas. ¿Por qué tienes que quedarte siempre en el país donde naces? ¿Por qué tantos obstáculos si quieres emigrar para conseguir mejores oportunidades y ser productivo?

02 noviembre, 2011

¿Por qué en el centro de Padova no te mojas cuando llueve?






Si estoy en el centro de Padova, comienza a llover y me doy cuenta que no llevo un paraguas, no me preocupo… sé que difícilmente me mojaré.

Los pórticos y arcos de Padova se encuentran dispersos en todo el centro de la ciudad y tienen una longitud total de 12 km. Esta ciudad es el segundo lugar en el mundo, detrás de Boloña (con 38 km), en tener más arcos y pórticos.

La longitud de los arcos en Padova originalmente era de más de 20 km. Después de que esta ciudad, junto con Venecia, pasó a formar parte de la República Italiana (en 1405), las familias nobles eliminaron segmentos de los arcos para resaltar las fachadas de sus palacios.

La tradición de esta arquitectura es una solución muy antigua. Se puede recorrer todo el centro histórico protegiéndose de la lluvia y del sol. Hay arcos en estilo romano, gótico, renacentista, neoclásico y moderno.

He escuchado muchas teorías sobre este tipo de arquitectura: hay gente que dice que los arcos y pórticos se hicieron porque aquí llueve mucho (obviamente no como en Bruselas o Londres, allá serían más útiles). Hay gente que dice que es porque en la edad media la gente tiraba sus necesidades por la ventana y claro, las personas que caminaban por el centro, debajo de los arcos, no se ensuciaban. Hay gente que dice que es sólo el tipo de arquitectura de esta zona de Italia...

Los arcos y pórticos hacen que esta ciudad tenga su propia personalidad. Me encanta caminar debajo de ellos porque se pueden apreciar muchísimos tipos de arcos en diferentes formas, colores y alturas. Hasta he encontrado pinturas antiquísimas, pequeñas esculturas, plantas, ventanas o balcones en su interior. Ademas, en verano, cuando los bares y restaurantes ponen mesas y sillas debajo de los arcos, es inevitable no querer tomar un café o un spritz en este ambiente semi-abierto que además adornan con flores.

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