31 agosto, 2011

Para ‘fresear’ aquí hay que ser rico


Uno de los grandes inconvenientes de vivir en Europa es que servicios tan comunes que en México cualquier familia de clase media se puede permitir, aquí son un verdadero lujo. Definitivamente el servicio que más añoro es el tener una ‘chica de la limpieza’.

De repente, hay días que extraño mucho a Tina, la doméstica de mi madre. Con todo y sus frases malhumoradas como ‘no pase por ahí’ -de forma muy seria y autoritaria- cuando acaba de trapear la cocina. Con todo y que se toma todas las vacaciones que quiere –a veces sin avisar- porque sabe que difícilmente la reemplazaremos.

Aquí he visto ciertas situaciones que en México no se verían NUNCA en un ambiente de clase media, no digamos en uno rico. Fuimos a una boda en Ginebra. Se casaron unos amigos que tienen un trabajo bastante normalito en Suiza pero, si convertimos sus sueldos a pesos mexicanos, sumarían más de 170,000 lo que ambos sumados ganan al mes (ósea, ellos son clase media). Pues vi al novio recogiendo platos y llevándolos a la cocina y a los amigos más cercanos del novio ayudando también con los platos, plegando mesas y recogiendo al final de la fiesta: no había suficientes meseros para hacerlo. Esto sería IMPENSABLE en una boda de clase media en México. Claro, en Suiza más meseros hubieran representado un gasto serio, ya que a cada uno se le tendría que pagar al menos 300 pesos la hora (20 francos).

Cuando conocí a la doméstica de mi suegra (en Ginebra) me quedé sorprendida porque llega en coche al trabajo y cuando quiere se puede quejar diciendo ‘hay mucho trabajo, no puede ser’…. y mi suegra le pide una disculpa y le dice, por ejemplo, ‘es que hubo visitas…’. De nuevo, esto no pasaría en México donde la gente es extremadamente clasista, la mano de obra no vale nada y las personas que deben de dedicarse a limpiar son discriminadas y hasta explotadas (‘no te quejes, no exijas derechos… o ya habrá otr@ que lo haga’).

Por cierto, para los que piensen ‘entonces es casi como México. Porque sí, ganan bien pero todo es carísimo’. Pues no: en Suiza, alguien que labora limpiando puede pagarse un boleto de cine trabajando una hora (boleto de cine: 18 francos = 275 pesos). En México, alguien que limpia tiene que trabajar todo un día para comprar un boleto de cine. El poder adquisitivo es mucho mayor acá y la mano de obra mi país es demasiado barata.

Aquí nadie mete tu despensa en las bolsas del súper (no hay cerillitos), aquí nadie te atiende en la gasolinera (tu pones la gasolina y pagas), aquí nadie te estaciona el coche, aquí nadie te cobra en la caseta (hay máquinas), aquí en muchos supermercados tu puedes pasar tus productos por el scanner y pagar en una maquina parecida a un cajero...

Bueno, si vas a la peluquería en Inglaterra, Francia, Italia, etc y ves que en los precios dice ‘corte de cabello a 30 euros’ y al final te cobran 60 euros, es normal. Te estarán cobrando, además del corte, el lavado del cabello, la secada y la peinada… y quizá el acondicionador que te pusieron. Todo es aparte. Por eso muchas veces aquí se me ve saliendo con el cabello mojado de la estética: no quise pagar el secado ni el peinado.

El colmo: el hotel donde nos quedamos en Oslo… no hay empleados (era ‘barato’, ya que tenían menos costos). Un empleado en Noruega es demasiado caro (un recepcionista costaría al menos 3,500 euros al mes – más o menos como en Suiza). Así que sólo te dan un código que debes de poner en la entrada para acceder. Nadie limpia el cuarto, sólo te llevan toallas limpias una vez al día.

Servicios en general: cortes de cabello, chofer, manicure, plomería, niñera, tratamientos de belleza, carpintería, taxi o jardinero, son caros y muchos de ellos son un lujo.


Cuando voy a México me siento como princesa, todo me hacen. Van por mí al aeropuerto (no tengo que tomar trenes o buses como aquí), un señor me ayuda con mis maletas hasta el coche, esta nuestra queridísima Tina de lunes a sábado, dejo el coche en el valet parking, hay personas en la gasolinera que me ayudan por una propina, no tengo que poner la despensa en las bolsas, me puedo ir a cortar el cabello a donde quiera, ya que ‘corte’ incluirá lavado y secado, etc.


Aquí para ‘fresear’ hay que ser rico. (fresear – ser pijo. Asumir una actitud de persona rica, fina, selectiva y hasta discriminadora)
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