22 septiembre, 2011

‘Al dente’ (Cómo cocer la pasta correctamente)


















Como buena mexicana, trato de no comer comida mexicana fuera de México porque no sabe igual. Como ‘pseudo-italiana’ trato de no comer comida italiana fuera de Italia porque tampoco sabe igual. Por ejemplo, cuando he ido a comer italiano en México la gran mayoría de las veces la pasta está demasiado cocida.

En Italia la pasta se come ‘al dente’. La pasta debe de estar firme, con una ligera resistencia a la masticación. Algunos pensarían que está dura o aún cruda pero una vez que te acostumbras a comerla así, no querrás regresar a esa pasta que parece sopa aguada. Además de que el sabor es mejor, la pasta 'al dente' sacia por más tiempo, será mas digerible y conservará mucho mejor sus valores nutricionales (lo dicen los nutriólogos en Italia, no lo inventé yo).

Aquí algunos consejos para cocer la pasta correctamente:

- Antes que nada, eso de poner aceite en el agua donde se coce la pasta es algo que no se hace aquí. En Italia sólo se coce la pasta con agua y sal, nada de aceite.

- La sal se agrega cuando el agua ya esta hirviendo. La cantidad de sal que debe de ponerse es: por cada litro de agua, 7-10gr de sal (de una a dos cucharaditas pequeñas, yo creo que depende del gusto de cada quien).

- Se debe de poner la pasta cuando el agua esta hirviendo, de lo contrario, la pasta se pone aguada por fuera y no se coce bien por dentro.

- El agua debe de ser abundante (hagan de cuenta como si el agua fuera aceite y la pasta unas patatas fritas hechas en McDonalds), ya que cuando la pasta se pone en el agua la temperatura baja. Además, si falta espacio la pasta no podrá moverse y no se cocerá de manera uniforme.

- OJO: lo mejor que pueden hacer para asegurarse de que la pasta quede ‘al dente’ es respetar el tiempo de cocción que dice la caja o bolsa de la pasta. (Ej. La marca Barilla siempre pone el número de minutos).

- Si pueden, prueben la pasta para ver si esta lista: no debe de ser blanca por dentro, debe estar cocida uniformemente y estar firme.

- CONSEJO: si la caja dice 11 minutos, dejen la pasta cociendo durante 10 minutos porque la pasta se terminará de cocer en el sartén con la salsa con la que deseen condimentar.

- Lo ideal es preparar la salsa para la pasta en un sartén (ej. la salsa boloñesa). Una vez que está lista la pasta, se escurre y se pone en el sartén para ‘saltarla’ con la salsa durante uno o dos minutos sólamente.

- Si la salsa que prepararon en el sartén está muy seca, le pueden agregar un poco del agua donde se ha cocido la pasta.

Hemos hablado de la pasta seca o dura. Ahora pasemos a la pasta fresca. Para los que no sepan qué es esta pasta, normalmente la encontrarán refrigerada y verán que es mucho más húmeda y suave. La pasta fresca es mucho más cara que la seca (1.5 euros por 500 gramos de pasta seca vs 3-7 euros por 250 gramos de pasta fresca). En México, yo he visto que la venden en Trico, por ejemplo.

- El tiempo de cocción de la pasta fresca normalmente va de 2 a 8 minutos, es decir, se coce mucho más rápido que la pasta seca.

- De nuevo, favor de respetar los tiempos de cocción que vienen indicados en la confección.

- Algunos ejemplos de pasta fresca serían: tortellini, ravioli, gnocchi, etc.

Buon appetito!

20 septiembre, 2011

¿Sólo un comercial de chocolates Snickers?


Imaginen este comercial: un grupo de jóvenes estadounidenses están jugando baseball, uno de ellos, que es muy moreno, no logra atrapar la pelota y hasta se cae. Los amigos se le acercan y le dicen ‘¿Qué te pasa John? Cada vez que te da hambre te pones como mexicano… por eso cómete este chocolate’. John muerde el chocolate y se vuelve un chico rubio de ojo claro y dice ‘ya mejor’… y siguen jugando.

Este comercial haría que TODOS los mexicanos saltaran, se indignaran, se ofendieran y muchas notas de prensa en ambos países saldrían criticándolo. Pero claro, en este comercial donde aparece Anahí (una famosa actriz mexicana) y en donde los amigos de 'Carlos' le dicen 'como nena' cuando no es capaz de usar su bicicleta no tiene nada de malo. En este comercial, en donde dice 'ya mejor' cuando se convierte en hombre, el spot está bien y es hasta divertido o ingenioso no sólo para la inmensa mayoría de los mexicanos, también para las mexicanas.
Click aquí para ver el comercial…
Leí un foro del periódico Universal en donde se preguntaba: ¿Crees que el comercial de Anahí para promover un chocolate es sexista? (Para el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación –CONAPRED- se trata de un mensaje homofóbico, sexista y misógino)
Las respuestas de una gran mayoría daban miedo: ‘Es sólo un comercial de chocolate, hay cosas más importantes de que preocuparse’, ‘No sean nenas las del CONAPRED, pónganse a trabajar en cosas que valen la pena’ dicen muchos hombres. ‘Yo como mujer no me sentí ofendida, porque sí somos más débiles y delicadas’ dicen algunas mujeres. ‘Sólo usan el lenguaje de los chavos que es el mercado al que va este chocolate’ dice uno que se cree muy conocedor del marketing.
¿Qué hay de tan malo en este comercial de chocolate? Lo malo de este comercial, como muchos otros que no mencionaré, es que refleja la sociedad mexicana, en donde ‘lo femenino’ es estúpido, incapaz, malo. Se adquiere valor siendo masculino (‘ya mejor’ dice Carlos cuando se convierte en hombre). Y sí, considero que el machismo en México es un problema grave e ignorado. Es grave porque se discrimina, se anula, se disminuye al 50% de la población. Como es el lenguaje que usan ‘los chavos’ ¿Está bien usarlo de esa forma -y masivamente- aunque degrade a la mujer?
Es muy delicado porque en sociedades machistas las mujeres son un objeto para poseer, son menos productivas (y las que trabajan ganan significativamente menos que un hombre por el mismo esfuerzo o resultado), se les anula el derecho a disfrutar su sexualidad, se ‘permite’ el adulterio de parte de los hombres porque ‘son hombres’, se ‘tolera’ la violencia de género (y la violencia en general es mayor), los derechos de la mujer se reprimen (como el derecho a la educación, a decidir cuántos hijos tener o si tener hijos, etc), la sumisión al marido se considera un valor... entre muchos otros problemas.
El machismo así como la inseguridad, la pobreza, la mala calidad de la educación o la corrupción son problemas muy graves de nuestro país y tienen que ser atacados con la misma intensidad. Este comercial no sólo refleja un problema, si no que promueve ese desprecio normal a la mujer de forma masiva. Y claro, muchos mexicanos son incapaces de verlo, ya que la humillación a la mujer es normal en nuestra sociedad.

Lo que me da más miedo es que MUCHAS actrices mexicanas hubieran hecho este mismo comercial sin pensar siquiera que es sexista o degrada lo femenino. Pero es que en sociedades machistas, las mujeres también lo son.

18 septiembre, 2011

Un suizo que ama los tacos al pastor y escuchar a Paquita… (Matrimonios Interculturales)


Nota: si eres una mujer mexicana y te sientes identificada conmigo al leer este post, felicidades, eres de las que está rompiendo con la cultura machista de nuestro país.

Ahora, ¿Cuál es la diferencia entre un matrimonio entre personas de la misma cultura y uno intercultural? Desgraciadamente yo sólo conozco el intercultural porque nunca viví un matrimonio en casa, en México (mis padres se separaron cuando yo era niña). Pero tratando de responder un poco a esa pregunta, puedo contar mi experiencia.

Estar casado con alguien muy diferente de tu cultura tiene ventajas y desventajas como todo. Ventajas: se desarrolla una visión más amplia de la vida en general, se tiene mayor tolerancia hacia diferentes grupos, ideas y culturas. Aprendes a ver desde el punto de vista del otro, con otra perspectiva (ejemplo: es bueno que un suizo esté familiarizado con los problemas del tercer mundo, ya que en su burbuja –Suiza- todo es perfecto. Es bueno que su ‘cultura ahorradora’ me contagie). Te hace aprender nuevos idiomas, te hace conocer a profundidad otra cocina, otros lugares, otra música, etc.

Desventajas: para cualquier pareja la comunicación a veces es muy complicada… imagínense entre un suizo y una mexicana que hablan entre ellos un idioma que no es el materno para él (español). Bueno, al menos hablamos el idioma materno de uno de nosotros y a pesar de eso tenemos nuestro propio vocabulario (a veces mezclamos un poco de italiano con español).

Además, culturalmente, Suiza y México son casi lo opuesto:

Suiza: país sin recursos naturales, pequeñito, muy rico, con una democracia consolidada (la gente decide si se cambia o no una ley con su voto), con mucho orden, leyes y reglas para todo (y que se cumplen), con una cultura protestante de ‘no ostentar lo que se tiene’, menos fiesteros, individualistas y ahorrativos (claro, sus altos sueldos y tener la moneda más estable del mundo ayudan pero su cultura del ahorro es de las mejores en Europa).

México: país lleno de recursos naturales, con un enorme territorio, ‘en desarrollo’ (más bien pobre), con una democracia naciente pero agonizante, donde las reglas están hechas para romperse, con la cultura materialista –muy americana- de ‘eres lo que tienes’, fiesteros, familiares (somos como muéganos diría mi madre) y poco ahorrativos (claro, los bajos sueldos no ayudan a ahorrar y más bien nos endeudamos).

Pero, ¿Cómo podemos hacer que estas dos culturas funcionen en un matrimonio? Yo soy mexicana, sí, pero también un poco suiza y un poco italiana (la segunda nacionalidad de mi esposo).

Mi lado ‘europeo’ se puede ver en que sí, lo acepto, soy más fría en mi trato personal y menos apegada a la familia que muchas mexicanas. Ejemplo: si él se va de viaje yo disfruto mi tiempo sola, muchas veces le digo que vaya solo con sus amigos porque yo quiero hacer mis cosas, nos gusta darnos espacio.

Soy algo feminista… y él también. Me criaron dos mujeres muy independientes –mi abuela y mi mamá- lejos de cualquier situación machista como ‘Hazle de comer a tu papá / hermano’. Ejemplo: Laurent y yo nos dividimos las tareas del hogar porque así tiene que ser ¿no? Lavar no es sólo femenino. Otro ejemplo: si algún día tengo hijos, no compraré una ‘cocinita’ para mi niña o un ‘cochecito’ para mi hijo. Si mi hija quiere un juego de construcción me parece bien y si él quiere una máquina para hacer pasteles, también estará bien. Y dudo que quiera que vean o lean historias como ‘Cenicienta’ o ‘La bella durmiente’. Cuentos llenos de machismo en donde la mujer vive una vida sin sentido hasta que es ‘rescatada’ por su príncipe, se casa y vive ‘feliz para siempre’…

Cuando veo anuncios en México de ‘regale a su mamá una lavadora el 10 de mayo’ o veo mujeres ‘florero’ que sólo decoran los programas de TV y cosifican a la mujer, no hago más que corajes. Pero mucha gente en México lo ve normal (bueno, en Italia la TV de Berlusconi hace lo mismo… pero aquí también hago corajes y al menos hay más mujeres protestando por esto).

Soy atea…y él también. Ejemplo: no quisimos casarnos por la iglesia y la verdad no creo que él o yo podríamos estar con una persona religiosa. ¿Qué tiene esto de Europeo? Pues la mayoría de mis amigos en México son religiosos. La mayoría de mis amigos aquí no lo son. Laurent siempre bromea: ‘Las catedrales católicas europeas están llenas de turistas… o de latinoamericanos’.

No soy celosa… ni él (odio los celos mexicanos, no me gusta que me celen). Para los dos, los celos son signo de desconfianza, no de amor. Estuvimos muchos años de lejos y si fuera celosa me hubiera vuelto loca o hubiera durado un mes con él. Si él sale con una amiga, está bien, él sabe lo que hace y si no pudiera confiar en él, no me hubiera casado.

Nunca me ha importado el qué dirán ni me gusta juzgar a los demás (típico de una sociedad conservadora y tradicionalista)… ni a él. Ejemplo: desde niña siempre he hecho lo que quiero, aprendo de ello y sigo adelante. Nunca me importó llegar virgen al matrimonio, ni decir que vivía en unión libre, por ejemplo, entre otras cosas.

En la mayoría de las cosas me volví muy literal... como él y cualquier europeo. Si digo, 'nos hablamos mañana', yo esperaré tu llamada o yo te llamaré al siguiente día. No es el 'nos hablamos' mexicano. Si digo que te veo a las 5:00 no es 5:15, ni a las 5:30... Si te digo 'no tengo nada', pues es eso. No espero que me insistas 'sí, tienes algo, dime...' De todas maneras si le digo a Laurent 'no tengo nada', él me dirá 'ok' y se irá a hacer sus cosas.

Él es un poco mexicano también. Y ese lado mexicanísimo se le ve, sobretodo, cuando vamos a México: quiere cenar tacos a diario, dice frases como ‘no manches’ o ‘¿qué onda?’ (claro, con su acento francés), ama la comida picante (mi mamá siempre nos manda un ‘chilito’ seco que ella prepara y él se lo pone a todo: a la carne, a la pasta, a las verduras, etc).

Ok, ok… quizá yo estoy más ‘europeizada’ que él ‘mexicanizado’. Aunque creo que su parte italiana también nos ayuda: para él es muy importante la familia, no es tan individualista como parece. Y lo que pasa es que siempre hemos vivido por acá. Si viviéramos en México, no estoy segura de qué adoptaría él de nuestra cultura: ¿se volvería más cálido? ¿Más expresivo?...

Si seremos un matrimonio exitoso no lo puedo decir, no me gusta dar las cosas por sentadas. Sólo puedo decir que a pesar de haber nacido en mundos completamente diferentes, creo que tenemos mucho en común y habernos mezclado culturalmente ayuda y nos enriquece como personas.

Y por supuesto que hay cosas a las cuales posiblemente nunca me adaptaré, como a esquiar cada invierno… ¿Por qué fregados tengo que congelarme durante mis vacaciones?. O nunca entenderé cuál es el problema si hay una cena en casa de un suizo y esperan a 9 personas… ¿Por qué no puede llegar un décimo colado sin que se molesten?. En México te llegan varios colados… ¿Y? ¡Se pone mejor la reunión!.

Él no se adaptará a mi ‘ahorita’ mexicano porque, aceptémoslo, es demasiado ambiguo. Él quiere saber cuándo se harán exactamente las cosas. Tampoco entenderá el humor de ‘El chavo’ por ejemplo. Yo puedo estar muriendo de risa viendo ese programa y él preguntándose ‘¿Por qué diablos se ríe?’

07 septiembre, 2011

Introducción a la cocina italiana









Es muy fácil enamorarse de la comida italiana. Aún no he conocido a alguien que no guste de esta cocina o que no la haya probado. La gastronomía italiana es extremadamente variada, sus diversas cocinas reflejan la variedad cultural de sus regiones: platos cremosos en el norte o especialidades picantes al sur.

Al contrario de lo que muchas personas creen, la comida italiana no es sólo pasta y pizza (si no, ¿cómo es que los italianos son los más delgados de Europa junto con los suizos?). Los italianos también comen muchas verduras, sopas, cereales, vinos, embutidos, helados, café, carnes, mariscos, frutas, pan, postres diversos, etc. Todo sus platos están hechos con ingredientes frescos, al más puro estilo casero. La ‘cucina della nonna’ o la cocina de la abuela, aquella con tradición, es la más valorada.

Si un italiano te invita a cenar en Italia, hay que ir con hambre, ya que se acostumbra comer ‘il antipasto’ (la entrada), ‘il primo piatto’ (el primer plato), ‘il secondo piatto’ (plato principal), ‘il dolce’ (postre), ‘il caffe’ y, para digerir, una ‘grappa’ o un ‘limoncello’. Todo lo anterior, por supuesto, disfrutando una buena botella de vino como el Montepulciano d'Abruzzo.

La comida tiene mucha importancia en la vida de los italianos. Como los españoles, los italianos saben cómo sacar el máximo provecho a una comida, ya que no sólo se trata de dar placer al paladar, también se socializa. Alrededor de ella se reúnen los seres queridos, se platica, se ríe, se degusta, se comparte, se bebe y se pasa uno de los mejores momentos del día. La comida o cena serán largas (la ‘pausa pranzo’ o la hora del lunch dura al menos 2 horas en Italia. ¿Y la cena? Al menos 2 horas también). De hecho, el ‘slow food’, un movimiento que preserva la tradición culinaria, comenzó en Italia en 1986 como respuesta al creciente ‘fast food’. Consiste en saborear, disfrutar, extender ese momento de placer y convivencia – el comer- con los amigos o familia cuidando y salvaguardando siempre el modo, los sabores y las recetas locales.

Tengo poco más de 2 años viviendo en Italia y nunca me he cansado de su cocina. Realmente se puede comer a diario porque es sana (la dieta mediterránea es conocida por ser muy saludable), exquisita, variada y fácil de preparar. Me encanta ir al súper o al mercado y elegir por mi misma el ‘proscuitto’ o jamón, el risotto, el farro, el queso ricotta o la mozarella fresca, las aceitunas, las berenjenas, las fresas, los ‘ravioli freschi ai fungi porcini’ que tanto me gustan, los ‘alici’ o boquerones, los ‘pomodori secchi’ o tomates secos, el café, el vinagre balsámico, etc.

Si se es amante de las pizzas, las mejores son las Napolitanas, ya que tienen una pasta un poco más gruesa, además, es suave pero crujiente a la vez. Mi pizza favorita es la ‘Margherita di Bufala’ que sólo tiene 3 ingredientes sobre el pan: salsa de tomate fresca, mozarella di buffala (queso mozarella hecho a base de la leche de búfalo) y albahaca. Un gusto simple pero que permite disfrutar el sabor de cada ingrediente. Esta pizza, en mi opinión, refleja cómo es la cocina italiana la mayor parte del tiempo: sin complicaciones, deliciosa y con pocos ingredientes pero de excelente calidad.

Consejo: en Italia nunca pidas queso sobre cualquier pasta acompañada de mariscos (como el ‘spaghetti alle vongole’ o spaghetti con almejas) porque los italianos voltearán a verte con cara de ‘un extranjero que no sabe cómo comer la pasta’.

Si se es amante de la carne, la ‘bistecca alla fiorentina’, el ‘carpaccio di manzo’ o la ‘tagliata di manzo’ son la perfecta opción. La bistecca y la tagliata se sirven casi rojos. El carpaccio se sirve crudo, en láminas muy finas. Todos ellos se derriten en la boca literalmente. La tagliata se come normalmente con un poco de rúcola, un poco de queso ‘parmigiano’ y un toque de vinagre balsámico. Una combinación hecha en el cielo.

Los embutidos italianos tienen fama internacional como el famoso ‘prosciutto cotto o crudo’, la ‘bresaola’, la ‘mortadella’ o el salami. Todo es delicioso solo o con pan.

Los postres italianos son los mejores del mundo. El helado artesanal italiano es una obra de arte que no tendrá conservadores ni sabores artificiales y estará preparado con los ingredientes más frescos. Es más, los helados italianos me parecen los menos dulces que he probado. No hace falta poner tanta azúcar, los sabores resaltan por sí solos y se disfrutan sin necesidad de tanto dulce. Mundialmente famosos son otros postres como el ‘tiramisù’, la ‘panna cotta’, los ‘sorbetti’, las ‘granite’, la ‘torta al cioccolato’, la ‘torta di mela’, la ‘torta della nonna’ los ‘cannelloni siciliani’, los ‘profiteroli’, etc.

El café también tiene una parte importante en la vida diaria de cualquier italiano. Para empezar, la variedad de cafés es amplia: caffè espresso, cappuccino, latte macchiato, macchiato (corto o lungo), caffè latte, ristretto, caffè d'orzo, caffè shakerato, etc. El café en Italia se toma de preferencia en el bar (no en la oficina, no en casa) y normalmente se bebe de pie y sobre la barra por 3 razones según yo: 1) porque el café será pequeño y rápido de tomar, 2) porque se hacen varias ‘pause caffè’ rápidas durante el día y 3) porque será más barato (si te sientas, te cobran más). OJO: no existe en Italia la versión light o deslactosada de los cafés, te lo darán con leche entera siempre.

Consejo: en Italia después del lunch o la cena nunca pidas un caffè latte o un cappucino. Si pides un caffè (te servirán un espresso) o un macchiato... pasarás desapercibido porque los italianos no voltearán a verte con cara de ‘un extranjero que no sabe cómo tomar café’. Ellos creen que tomar un café con mucha leche después de comer es de mal gusto.

Por último, por todos es conocido que la cultura del vino es una tradición muy arraigada en Italia que se ha transmitido de generación y generación. Italia es uno de los mayores productores de vino a nivel mundial, ya que hay más de un millón de empresas productoras de esta bebida en el país, lo cual también contribuye a que sea el principal destino enoturístico junto con Francia. En mi opinión, la región que produce mejores vinos –sobre todo tintos- es la Toscana, donde incluso existe un vino que se acompaña –como postre- con galletas secas de almendra: el 'Vin santo toscano'.

Hay tanto que decir de la comida italiana que me faltaría tiempo y espacio. Me hubiera encantado profundizar más sobre las pizzas, los postres, etc. Además, aún no he hablado de las pastas como aquella al ragù (la que nosotros conocemos como pasta a la boloñesa), los arroces, los pescados y mariscos, las sopas como ‘la ribollita’ (una sopa toscana hecha con pan y verduras) o la ‘zuppa di farro’ (hecha con aquel cereal que ya comían los romanos), las ensaladas como ‘la caprese’ (mundialmente famosa) o la ‘insalata eoliana’ (una de mis favoritas), los quesos como la ‘burrata’ (un queso fresco extremadamente suave y cremoso), etc. Como dije, esto es sólo una introducción a la sorprendente cocina italiana.

Venir a Italia no sólo significa conocer y ver arte, arquitectura milenaria, campos llenos de viñedos y olivos… también es una gloria para el paladar, como se muestra en ‘Eat, pray, love’.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...