14 marzo, 2011

Erasmus, cambiaste mi vida


El programa ERASMUS (European Region Action Scheme for the Mobility of University Students), apoya y facilita la movilidad académica de los estudiantes y profesores universitarios dentro de los Estados miembros de la Unión Europea.

Los estudiantes Erasmus cursan sus estudios (durante un periodo de entre tres meses y un año) en otro país europeo y serán reconocidos en su universidad de origen.

Mi esposo fue un estudiante Erasmus. Él quería ir a Barcelona a aprender español. Y es en serio cuando digo que llegó sin hablar nada de este idioma. Hablaba una especie de ita-ñol. Aún así, tomaba –muy valiente- todas sus clases en español porque, según él, la ‘inmersión’ es el mejor método para aprender un idioma. (Y creo que sabe de lo que habla porque habla de forma fluida 5 idiomas)

Por cierto, los estudiantes pueden también solicitar una beca Erasmus que los ayuda a solventar los gastos de vivir en el extranjero.

En mi 5to semestre de la carrera, apliqué para irme de intercambio (el programa no se llama Erasmus pero es más o menos igual). Mi primera opción era La Complutense de Madrid y la segunda era La Pompeu Fabra de Barcelona. Me dijeron que no podía irme a mi primera opción porque había alumnos con mayor promedio que querían ir ahí y les daban prioridad.

Qué bueno que no tenía de los promedios más altos porque en la Pompeu Fabra cambió mi vida. Por cierto: esta Universidad es pública y, académicamente, es una de las universidades más prestigiosas de España y de Europa.

Estaba en la sala de cómputo a nada de irme a casa cuando encontré a un chico que estudiaba conmigo en el Tec y que también estaba ahí de intercambio. Me convenció de ir a una fiesta que organizaba la universidad para dar la bienvenida a los estudiantes extranjeros. La verdad yo no quería ir pero me dijo ‘ve aunque sea media hora, es aquí en un salón al lado de la biblioteca’. Y fui…

Llegue a la fiesta y miré de reojo a todos los que había ahí: de verdad había estudiantes de muchos países. Entre los asistentes me llamó la atención el que ahora es mi esposo. Yo me acerqué a él porque me gustó. Vi que tomaba una cerveza y le pregunte: ¿Dónde puedo conseguir una de esas? Él, apresurado, fue por una y me la dio. Empezamos a platicar… el resto es historia…

La experiencia fue increíble: teníamos 21 años, conocimos juntos una ciudad maravillosa como Barcelona y, además, estudiábamos en una excelente universidad al lado de la parte olímpica y de la playa (Campus Ciutadella). Lo único malo es que, como no hablábamos catalán (a él le interesaba aprender español), sólo pudimos cursar las pocas clases que había en castellano.

Si alguien ha visto la película francesa llamada l'auberge espagnole (que trata sobre la experiencia Erasmus), se dará una idea de lo que se puede vivir con este programa de intercambio Europeo. Muchas de las escenas ahí son MUY parecidas a la realidad.

Y él… ¿Aprendió español? ¡CLARO QUE SI! Si ahora lo habla como mexicano (…con acento francés). Por cierto, yo ODIO la cerveza, pero fue una perfecta frase para abrir conversación.

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