15 marzo, 2011

La Venecia del norte








Yo sé que Brujas (Bélgica) no es tan conocida como Florencia, Madrid, Ámsterdam o Dublín. Sin embargo, vale tanto la pena como cualquiera de ellas. Brujas fue la tercera ciudad que conocí en Europa hace muchos años (2002) y muero por regresar.

Me divirtió mucho la película de humor negro ‘in Bruges’. El mafioso que quiere matar a Ray (Colin Farrell), un asesino a sueldo, lo manda ahí a vivir sus últimos días porque considera que es precioso. Es como un ‘regalo de despedida’. Sin embargo, Ray odia la ciudad y la considera un infierno… el mismo infierno.

Brujas se llama así, por la misma razón por la que Cuernavaca no se llama Cuauhnáhuac. Los españoles tratan de castellanizarlo todo, y por eso pronunciaron "Brujas" en vez de Brugge (en flamenco).

Ir a Brujas es como viajar en el tiempo, o mejor aún, es como entrar a ese mundo deseado desde la infancia: con caballos, cisnes, edificios bellísimos, plazas, puentes, palacios y cúpulas de un gótico distinto al español.

Brujas es la ciudad medieval mejor conservada de Bélgica y para muchos es la Venecia del norte. La mejor manera de conocer Brujas es ir a pie. La Plaza Mayor tiene un campanario construido entre los siglos XIII al XVI de 83 metros de altura. Favor de no subir si no se tiene buena condición física y/o si se es muy obeso (Farrell nos dice aquí el porqué).

Yo recomendaría navegar por los canales para ver Brujas desde otra perspectiva realmente maravillosa.

Por cierto, en Brujas se habla flamenco (que es casi igual al holandés) aunque se puede sobrevivir con el francés (y claro, también con el global idioma inglés).

Caminando por el centro de la ciudad, encontré un bar en donde se ofrecen más de 200 tipos de cerveza. A mí en particular me gusta solamente la cerveza de sabores (ej. cereza o durazno), aunque más que cervezas, saben como una soda.

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