20 febrero, 2012

Una capitalista altamente necesitada de consumir y comprar



El día de ayer pasé con una amiga al lado del Benetton y vimos en la puerta unos carteles con los precios de la ropa. No dudamos en decirnos: ‘Que barato, hay que venir mañana’. Quedamos hoy de ir al negocio a la hora que abren después de la pausa para comer.

Llegamos muy puntuales poco antes de que reabrieran, ya que estábamos tomando un café a pocas calles. Para mi sorpresa, había una masa de gente en la entrada e incluso había personas empujando un poco las puertas. Me pareció raro.


Un par de minutos después, las puertas de entrada se abrían. La gente ingresó como si estuviera huyendo de un incendio. ‘¿Qué les pasa? Esto es el consumismo en su máximo’ le dije a mi inseparable en Padova.

Entramos mi amiga y yo despacio, a paso tranquilo, platicando… un poco extrañadas de la desesperación de los demás. Poco después me di cuenta de que la gente literalmente se abalanzaba sobre la ropa y tomaba todo lo que podía sin siquiera fijarse bien en la talla, en el color, en la tela, en nada…

Claro, la ropa era casi regalada: todas las prendas de niño a 1 euro, los abrigos de invierno a 10 euros, faldas y pantalones a 5 euros, bufandas, guantes y accesorios en general a 1 euro cada uno, cinturones a 0.50 centavos de euro, botas a 5 euros…

Al ver la desesperación de la gente tomando la ropa me entró un poco de pánico – y la verdad, me contagió su mood. ‘¿Qué ‘necesito’?’ -sí, entre comillas- me pregunté. Y comencé a tomar todos los sacos (americanas) de invierno que me gustaban a primera vista. Se me caían de las manos pero no me importaba, yo tomaba todo lo que me gustaba. De repente, en pocos segundos, me encontré abrazando varios kilos de tela.

No había probadores disponibles, pero tenía que ver cómo me quedaba la ropa. Me fui a un rincón donde había un pedacito de espejo en donde sólo podía ver parte de mi cara. ‘Pues eso mejor que nada’ me consolé.

Al voltear vi un grupo de extranjeras (unas 3-4 africanas y un par de mujeres de Europa del Este) con una montaña de ropa de niño cada una en los brazos… pero no tenía mucho sentido: tenían como 6 faldas iguales, como 8 camisas idénticas… todas las prendas repetidas. ‘Seguro lo venderán afuera…’ me dijo mi amiga. Claro, tiene sentido, si todo te vale 1 euro y vendes cada prenda a 5 euros, ya le ganas bastante. Muy listas ellas.

Me probaba un saco a cuadros, luego uno marrón, luego el de cuadros de nuevo, luego uno beige, luego me probé una falda encima de los pantalones… dejé a un lado uno de los sacos y llegó una chica a decirme ‘Si no lo quieres, dámelo’… ‘Sí, si lo quiero’ le dije sin pensarlo. Un minuto después, mi amiga me dijo ‘No, si no lo quieres, yo me lo llevo antes que ella’.

No paré de probarme ropa durante varios minutos. Si podía me acercaba rápidamente a un espejo más grande pero un poco más lejano… pero debía de tener cuidado porque si despegaba los ojos dos segundos de la ropa que había tomado, encontraba un par de mujeres manoseando mis –casi- preciadas posesiones. Mi amiga y yo decidimos turnarnos para acércanos al espejo que nos haría decidir las compras.

Después de la 'tragedia' de dejar pasar la oportunidad de comprarme un abrigo de ‘faux fur a 10 euros (precio original: 130 euros)… decidimos ir a pagar.
Y es que quería llevar sólo aquello que 'realmente necesitaba' (lo que sabía que me pondría más). '¿Quién necesita un abrigo de 'faux fur' cuando se mide 1.57? ¡Parezco un ewok! Si fuera más alta me quedaría precioso' me quejé.

La fila era larga, lenta, eterna. Para ese entonces la tienda ya casi estaba completamente vacía. Hoy, 20 de febrero, era el último día de rebajas de invierno. La tienda quería deshacerse de todo… y lo logró. Mi amiga y yo queríamos comprar prendas bonitas de moda y baratas… y lo hemos conseguido.

¿Necesitaba esos sacos de invierno? Mmmm… No, ropa de invierno sí que tengo. ‘Pero es que es taaaaaaaaaaaaaaaaaan barato, tan bonito y de una marca que me gusta’ me decía a mí misma. Además, uno se siente muy listo al comprar en este tipo de rebajas. ‘He ahorrado dinero. Es un excelente deal’ lo pensamos y estamos convencidas de ello.

Por cierto, compré ambos sacos que se ven aquí (por si sentían algo de curiosidad). Precio original izq. 140 euros pero pagué 10. Precio original der. 130 euros pero pagué 10. Ósea que ahorré mucho (sí, seguro).

2 comentarios:

kintaluna dijo...

Caray, de esto si no había escuchado, claro lo mas cercano que he conocido es el famoso Viernes negro de los gringos. No se bien que decirte, supongo que mi lado femenino de las compras no esta aún desarrollado. Algo que si te digo con seguridad es que me gustó más tu abrigo color café, el otro se me medio triste, en fin moda es moda jeje. Ahora viene una frase a mi mente, aunque la adapto a tu experiencia "te aferraste a la ropa, como politico al salario minimo", se que lo tomaras como un chiste y en ningún momento te me vayas a sentir ofendida. Ciao!

Jess dijo...

Jajajaja, no, ofendida para nada. Me aferré como político corrupto a su fuero :) ja!

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